¿Qué es la tartamudez?

La tartamudez es un trastorno de la comunicación cuya característica principal es la alteración de la fluidez del habla, que no se corresponde con la edad del individuo. Es frecuente que los niños en edad preescolar no tengan una fluidez y organización total en el habla, sin embargo, se debe atender a las disfluencias atípicas para tratar de trabajar sobre ellas lo antes posible.

En la tartamudez se produce, de forma frecuente y notable, una repetición o prolongación de sonidos o sílabas, se realizan pausas en el habla y en mitad de las palabras, se utilizan circunloquios, es decir, se sustituyen palabras problemáticas para la persona por otras o por la explicación de la misma, todo ello acompañado de gran tensión física y ansiedad.
La gravedad de esta alteración varía dependiendo de las situaciones, aumentando con la presión de una situación y, en ocasiones, no apareciendo durante actividades como lectura oral, cantar o hablar con objetos inanimados o mascotas.
El trastorno puede acompañarse de conductas motoras atípicas asociadas a la tensión y ansiedad que sufre la persona (tics, temblores en la cara, sacudidas de cabeza, apretar los puños, etc.) y se pueden llevar a cabo conductas de evitación con el objetivo de no enfrentarse a situaciones en las que puede darse el tartamudeo.

Desarrollo

En la infancia, la tartamudez se inicia antes de los 7 años en la mayor parte de los casos, y se produce de forma progresiva, aunque también puede aparecer de forma repentina. No obstante, entre el 60% y el 80% de los niños se recupera de esta alteración de la fluidez del habla y menos del 1% de los adultos tartamudea.

Problemas asociados a la tartamudez

Existe un gran estigma en torno a este trastorno y la población general posee poca información sobre el mismo, por lo que es habitual que se considere a las personas que lo padecen poco inteligentes o que se cuestionen sus habilidades emocionales y sociales, lo cual es una creencia errónea. Es importante comprender que la tartamudez no es efecto de la ansiedad, por lo que su resolución no radica en “calmarse”. Sin embargo, la tartamudez sí causa gran ansiedad a las personas que lo padecen, ya que es habitual que conlleve dificultades en todos los ámbitos de sus vidas (laboral, social, emocional, familiar, etc.), pudiendo desembocar en un aislamiento social importante.

¿Cómo comunicarse con una persona que tartamudea?

La respuesta es sencilla, con normalidad. Teniendo en cuenta todo lo expuesto anteriormente, es evidente que la tartamudez simplemente implica que la persona tardará algo más en comunicar lo que pretende, lo cual no quiere decir que no lo sepa, que se haya olvidado, que no sea capaz o que haya que realizar un trabajo de interpretación o adivinación. Ciertos automatismos que haríamos todos como intentar acabar su frase, darle opciones de palabras, animarle a que se relaje o, simplemente, apartar la mirada, no ayudan a una persona con tartamudez.
Ya que cada persona es un mundo, lo ideal sería preguntar qué comportamiento le resulta más cómodo cuando aparece la dificultad. Si no tenemos suficiente confianza con la persona o consideramos que preguntar no es apropiado, servirá no mostrarnos enfadados, impacientes o evasivos, y evitar los automatismos antes mencionados. Simplemente, dejar tiempo y espacio para continuar el discurso facilitará la comunicación.

 

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