Cómo la heurística juega con nuestra mente
Si buscamos en el diccionario de la Real Academia Española la palabra “heurística”, encontraremos definiciones como “Técnica de la indagación o el descubrimiento” o “En algunas ciencias, manera de buscar la solución de un problema mediante métodos no rigurosos, como por tanteo, reglas empíricas, etc.”.
En psicología, cuando hablamos de heurística nos referimos a estrategias de pensamiento que permiten llegar a solucionar un problema rápidamente. Son procesos basados, principalmente, en la intuición y la experiencia pasada, que, aunque efectivamente derivan en una respuesta rápida, no siempre es una respuesta acertada.
Si no siempre es acertada, ¿por qué la utilizamos? Por supervivencia. Este mecanismo, a pesar de no ser siempre efectivo, es fundamental para mantenernos vivos, y ese ha sido su principal cometido. Por ejemplo, si un coche se aproxima a un paso de cebra a gran velocidad no necesitaremos una gran reflexión para no cruzar, o acelerar el ritmo si estamos en mitad del paso de cebra. En este caso, se utiliza la intuición y el aprendizaje pasado ya sea directo o indirecto.
“En psicología, cuando hablamos de heurística nos referimos a estrategias de pensamiento que permiten llegar a solucionar un problema rápidamente.”
Heurística de la representatividad
Utilizamos esta estrategia cuando comparamos algo de forma intuitiva con una categoría, descartando en el proceso otra información importante.
Por esta razón, cuando hablamos de personal de enfermería, de guarderías o tiendas de ropa imaginamos a una mujer y, en contraposición, cuando se habla de personal de ingeniería, arquitectura o cirugía imaginamos a un hombre. Son categorías que se han establecido en la mente mediante la experiencia, el aprendizaje, la cultura y la historia, y que son, a menudo, más fuertes que nuestros valores y creencias.
Heurística de la disponibilidad
En este caso nos fijamos en la facilidad con la que las cosas, situaciones o sucesos están en la mente. La frecuencia de aparición, la recencia o la forma en la que se imagina son factores clave. Cuanto más frecuente, más reciente y más vívido y fácil de imaginar sea el recuerdo, más disponible estará y más sencilla será su recuperación.
Por ello, los ejemplos que llegan más fácilmente a la mente suponemos que son más comunes, cuando no siempre es así.
Por ejemplo, si nos piden que nombremos un animal doméstico es muy probable que digamos gato o perro, ya que son los más accesibles. Y cuando pensamos en un animal salvaje se representa un león. En raras ocasiones una persona responderá “guepardo” en una respuesta rápida a la cuestión “dime un animal salvaje”.
En el caso del vídeo sobre parcialidad implícita que está recorriendo todos los medios, entra en juego la heurística en sus dos modalidades. Por un lado, la más fuerte es la heurística de representatividad, ya que debido a la historia y la cultura, cuando se habla de “eminencia médica” el modelo que imaginamos es un hombre. Nuestro cerebro está haciendo lo que hace de forma habitual, buscar el modelo (que reúne el conjunto de características de una categoría) al que se puede ajustar la respuesta y recuperarlo. Y, además, entra en juego la heurística de la disponibilidad, ya que en todo momento en la historia se habla del género masculino “Un padre y un hijo viajan en coche.”, por lo que lo tenemos más reciente.
Así, el cerebro coge el género masculino de la historia y lo une con el hombre del modelo y entra en contradicción, ya que la solución más obvia no es posible. Sólo entonces pasamos de un juicio rápido, automático, a un razonamiento consciente mediante el cual la mayoría llega a la conclusión más obvia: la eminencia médica es la madre.
Fuente:
Myers, D. G., (2005), Psicología Social, México, McGraw-Hill Interamericana.